Por Tomás Álvarez
Cuando alguien se introduce en el mundo del Bitcoin por primera vez, una de sus reacciones iniciales es incredulidad por el hecho de que un Bitcoin, un bien digital, pueda valer algo.
¿Cómo es posible que una moneda o criptomoneda valga algo si no hay un banco central respaldándola?
Es una pregunta compleja y para contestarla es necesario entender de manera básica algunos conceptos.
Primero, demos un vistazo a una muy breve historia de la banca central.
La banca central tiene apenas 350 años de existir y durante la mayoría de este tiempo, el dinero que emitía estuvo respaldado por metales preciosos, principalmente oro. El concepto de un banco central que emite su propio dinero sin respaldo de algún metal es aún más nuevo. A muchos de los que están leyendo este artículo les tocó vivir antes de esta época, que empezó en 1971 cuando Richard Nixon — presidente de los EEUU en aquel entonces — de literalmente un plumazo, terminó con el patrón oro, poniéndole fin a la era en que un dólar era convertible por cierta cantidad de este metal precioso.
Segundo, debe entenderse el concepto de escasez y emisión controlada en el contexto de un bien que la sociedad utiliza como reserva de valor y medio de intercambio (dinero).
El aluminio es el metal más abundante en la tierra, no obstante, es prácticamente imposible encontrarlo en estado puro en la naturaleza. Fue hasta la segunda década del siglo XIX cuando un científico alemán encontró un proceso para producir aluminio puro. Dada la dificultad y alto costo de extracción, el aluminio se volvió el “metal de reyes”. Durante varias décadas del siglo XIX el aluminio fue más precioso que el oro y la plata, debido a su escasez. En los banquetes oficiales, Napoleón III, emperador de Francia, reservaba su cubertería de aluminio para sus huéspedes más distinguidos. A los comensales menos distinguidos se les proporcionaba cubertería de oro y plata.
Sin embargo, unas décadas después, científicos europeos y estadounidenses descubrieron un proceso para producir aluminio puro de manera masiva usando electricidad. La producción industrial eliminó la escasez y el precio del aluminio colapsó.
Así como con el aluminio, la historia está llena de ejemplos en donde una sociedad elige usar como medio de intercambio un bien o producto escaso y difícil de producir localmente. Las cuentas de vidrio en África occidental, el wampum (conchas marinas) en la costa este de Norteamérica, las piedras Rai en la isla de Yap, entre muchas otras. Invariablemente el resultado siempre ha sido el mismo. Llega otro grupo con la capacidad para producir ese mismo bien de forma abundante y barata y se produce un efecto de desmonetización, en donde la riqueza se transfiere de la cultura con el dinero fácil de producir a la cultura con la facilidad para producir dicho dinero.
¿Qué hace diferente al dólar estadounidense del Bolívar de Venezuela o al extinto dólar zimbabuense?
Entre varios factores, uno de los más importantes es la confianza que tenemos en que el gobierno estadounidense ejercerá cierto grado de responsabilidad respecto a su política monetaria, es decir, controlará la oferta (escasez) de dólares. En contraste, ni el gobierno venezolano ni el zimbabuense pudieron garantizar esto ya que sucumbieron a la tentación de crear tanto dinero como pudieron, resultando en una transferencia de riqueza de los ciudadanos a su gobierno, destruyendo así el poder adquisitivo de sus respectivas monedas.
El oro, al ser el bien que históricamente más ha sido usado como dinero, evidentemente no ha estado exento de la tentación de poder crear más de este metal precioso fácilmente. Antiguamente existía la alquimia, una práctica que buscaba transmutar el plomo en oro. Si han estado poniendo atención a este artículo probablemente intuyen una contradicción en este esfuerzo.
Si un alquimista hubiera tenido éxito en encontrar un proceso barato para transmutar el plomo en oro, el resultado hubiera sido una victoria pírrica. Al difundirse la noticia, los precios del oro habrían colapsado como sucedió con el aluminio. Una de las razones principales de por qué el oro ha sido reserva de valor por miles de años se debe a su producción/extracción controlada
(difícil) y relativamente predecible.
Con este contexto podemos hacer el siguiente ejercicio: si quisiéramos construir un sistema monetario sin el respaldo de un banco central, ¿cuál sería uno de los principales atributos que este debería tener? Definitivamente, alguna manera de controlar su escasez y su tasa de producción.
Solo existirán 21 millones de Bitcoins y este límite, por la naturaleza descentralizada del sistema, es extremadamente difícil de cambiar. Se requiere que la mayoría de los casi 80 mil individuos u organizaciones distribuidos por todo el mundo que tienen un nodo de Bitcoin se pongan de acuerdo para hacer un cambio en la política monetaria y decidan devaluar sus Bitcoins.
El Bitcoin presenta la primera vez que podemos emular —inclusive de manera más estricta— esta característica del oro. Por esto es común que se haga referencia al Bitcoin como el oro digital.
Además de su estricta escasez, el Bitcoin tiene otras propiedades que lo hacen atractivo. Al ser intangible, es el primer activo inconfiscable al que la humanidad tiene acceso. Un régimen tiránico puede expropiar todas las propiedades de uno, congelar sus cuentas de banco, confiscar todo su oro, pero no puede confiscar sus Bitcoins siempre y cuando se tomen ciertas precauciones para almacenarlos. Además, al ser descentralizado, es resistente a la censura. Nadie puede impedirte enviar Bitcoins a un familiar localizado en un país con controles de capital.
¿Cuánto valen la propiedad de estricta escasez, inconfiscabilidad e incensurabilidad del Bitcoin? No se sabe, es la primera vez que tenemos un activo así. Los mercados tendrán que decidir y al escribir esto los mercados opinan que un Bitcoin vale 168 mil pesos.
Tomás Álvarez
Director general de Volabit, la primera plataforma de intercambio de Bitcoins en México.