Aún recuerdo cuando la mejor forma para encontrarse con alguien era en el andén de la estación del metro debajo del reloj, podías confiar en que la persona con la que acordaste estaría ahí esperando reunirse contigo, o en el peor de los escenarios, tocaba esperar un rato a los impuntuales.
Aquellos tiempos en los que podías pasar horas jugando serpientes y escaleras, dominó o cualquier juego de mesa que no requería de ningún tipo de energía o dispositivo para funcionar; solo de la propia energía que la euforia de los participantes le pudieran poner, y cómo el simple hecho de apostar a vaso de agua, o para los más aguerridos, un caballito de tequila era suficiente para considerarse aceptado sin necesidad de publicar el hecho en ningún lugar para formar parte del grupo.
Todo ha cambiado hasta el día de hoy, aún cuando las necesidades del ser humano siguen siendo las mismas (aceptación, formar parte de un grupo, reconocimiento, satisfacer necesidades de alimentación, casa y vestido, amar y sentirse amado), la evolución tecnológica ha traído consigo, aspectos que dependiendo desde el lado por el que se miren, pueden tener sus pros y contras.
Quién no ha visto parejas o grupos de amigos en un restaurante, que durante toda la reunión se la pasan en el teléfono, se hablan para tomarse una foto y la comparten en su estado; adolescentes preocupados por publicar en las redes sociales con la finalidad de tener más amigos virtuales; amas de casa usando aplicaciones para hacer la compra de su despensa, evitando con ello la interacción con las personas; niños en una fiesta infantil comunicándose entre ellos desde alguna aplicación en lugar de tener una comunicación directa; empresas y trabajadores realizando transacciones bancarias detrás de un computador y no en una sucursal bancaria; personas sin empleo debido a que colocaron una maquinaria que hace su trabajo de una semana en dos días, y además, con mejor calidad; escuelas impartiendo clases virtuales, capacitaciones a distancia a través de herramientas digitales, entre otras cosas más.
Debo confesar que por mucho tiempo estuve en contra de todo este cambio o evolución, y al pasar de los años, iba viendo diversas situaciones de la vida que me hacían confirmar mis sospechas de que esta evolución no traería ningún beneficio.
Las nuevas generaciones posiblemente no lo resienten tanto, pero ¿qué pasa con aquellas generaciones que estaban acostumbradas a la interacción social? Aquellas que se sentían seguras viendo a la cara a la persona con la que estaban tratando, mismas que no saben usar las nuevas herramientas digitales y que tienen que pagar para que alguien les ayude, aquellas que en el banco les dicen que lo pueden hacer desde la App, cuando ni un celular tienen, ¿qué pasa con la interacción entre las personas? Con esa parte humana que te hace preocuparte por los demás, saber cómo están realmente, qué les hace falta y cómo los puedes ayudar, y no solo verlos como un número en tu ranking de las redes sociales.
Hoy con el paso de los años y la oportunidad que he tenido de ser partícipe de esta transformación y de trabajar en empresas de tecnología que han aportado para ello; me parece que todo es parte de la inteligencia y madurez con la que nosotros adoptemos esta transformación digital y el cómo eduquemos a las futuras generaciones, para que siempre se le pueda dar mayor peso al valor de las personas y la interacción entre nosotros.
Precisamente en este mundo de transformación digital, las organizaciones están apostando a la automatización de sus procesos; ya sea con el uso de maquinaria especializada o herramientas sistematizadas que pueden apoyar en esta labor, y que con una exitosa implementación, pueden gradualmente reducir costos, y con ello, incrementar el margen de ganancia.
En esta automatización de procesos, ¿dónde quedan las personas? Algunas de estas organizaciones al implementar mejoras tecnológicas deciden prescindir de la mano de obra, aquí se ve uno de los impactos negativos que citaba: la pérdida de fuentes de empleo.
¿Qué es lo correcto en estos casos? Las organizaciones buscan automatizar para reducir costos, y el reducir la plantilla laboral ayuda en dicho fin, pero… ¿realmente eso es lo mejor? Pudiendo apostar en especializar a las personas, para que en un futuro se encarguen del mantenimiento de los equipos o de las configuraciones de los sistemas, además de generar reportes de desempeño que muestren los resultados de dichas mejoras que permitan identificar qué otros ajustes se pueden aplicar para tener aún un mayor beneficio.
Hay algunas organizaciones en el mundo que se enfocan en el valor de las personas y sí le apuestan a hacer este tipo de estrategias…y tú, ¿qué tipo de organización eres?
Aquí se involucra otro factor muy importante, “salir de la zona de confort”, algunos más estudiados o especializados le llaman “Gestión del Cambio Organizacional”. ¿Qué tan dispuestas están las personas para subirse al tren de la transformación de la organización? Y que con ello puedan sumar sus propuestas o conocimiento durante este proceso y no que solo se vean preocupados de que puedan quedarse sin empleo, porque cualquier empleado que se dedique a recibir información y vaciarla en un archivo (por poner un ejemplo simple), podría sentirse desplazado al saber que se está implementando un sistema que va a hacer esta labor de manera automatizada, eliminando la posibilidad de error de captura. Esto puede volverse un problema, ya que las personas son las que tienen el conocimiento de la operación y las que pueden ayudar en que lo que se automatice se haga de la mejor manera.
¿Qué es necesario para lograr una implementación exitosa de maquinaria especializada o una herramienta sistematizada para la automatización de procesos?.
Suponer que comprando la mejor maquinaria o herramienta de automatización de procesos (ya sea de uso libre o con costo), contratar una empresa chiquita, de renombre, o en su caso, emplear a los especialistas por cuenta propia, resolverá el problema de la ejecución de los procesos. De un sueño guajiro, se corre el riesgo de volverse la peor pesadilla; ya que se puede traducir en un descontrol automatizado, un desembolso millonario de recursos monetarios, tiempo perdido y con el riesgo de no ver un retorno de inversión ni en el largo plazo.
Si estás a punto de hacer una inversión de este tipo, te invito a que busques en el mercado empresas especializadas que te puedan apoyar con esta implementación; asegúrate de que cuenten con experiencia en ello, valida sus referencias, saca a concurso para obtener información y poder comparar; verifica de manera interna si cuentas con todos los insumos necesarios que requieren los proveedores para su ejecución, y si no los tienes ¡prepáralos!, y hasta que estés listo elige a tu mejor opción.
¡Éxito en tu implementación!
Violeta Rodríguez Andrade
Lic. en Ciencias de la Informática con más de 20 años de experiencia en el ramo de Tecnologías de la Información.